¨En todo dad gracias, pues esto es lo que Dios, en Cristo Jesús, quiere de vosotros.¨
1a. Tesalonicenses.

¿Somos agradecidos? es una pregunta que no nos damos cuenta de cuánta importancia tiene. En la vida nosotros poseemos estudios, trabajos, familia, amistades, donde radica nuestro día a día, y en todos ellos surgen dificultades por separado cada uno, donde siempre que tenemos algún problema no sabemos qué hacer, claro, al final siempre llegamos a Dios que nos ayuda, guía y protege ante las adversidades, y por qué no también a nuestra madre que como por excelencia es auxiliadora, que cuando tiempos adversos surgen, ella siempre nos apoya, acompaña e intercede siempre y en todo momento

Muchos dirán: ¨ Claro, siempre le pido a Dios cuando tengo dificultades¨, pero yo te digo que te falta algo, me preguntarás el qué; pues es algo tan sencillo, hermoso, y humilde que se resume en una palabra  GRACIAS. Las dificultades están a nuestra medida y Dios nos pone obstáculos que debe quedar claro, Él no te dará una cruz que no puedas cargar, en cambio nos la da con un fin, y ese fin es que lleguemos a ser humildes, ¿cómo sabríamos el sufrimiento del prójimo, si nosotros no hemos pasado por alguna dificultad?, es ahí donde Dios en la dificultad nos quiere dar grandísimos regalos, ¿cuáles regalos? diran muchos, pues esos regalos tan grandes se les llaman sabiduría, humildad y experiencia. Aquí te dejo una frase simplemente hermosa:

¨Si sufres con Cristo, reinarás con él; si con él lloras, con él gozarás; si mueres con él en la cruz de la tribulación, poseerás las moradas eternas en el esplendor de los santos y tu nombre, inscrito en el libreo de la vida, será glorioso entre los hombres.¨ Santa Clara de Asis.

Ahora bien, el agradecimiento es clave como cristianos, ya que agradamos a Dios y todo ese amor que Dios nos da al solucionar un problema en nuestras vidas y que como padre amoroso que rescata a su hijo ante los problemas solventa y vuelve todo a la normalidad, debería hacernos pensar: ¿cómo le demuestro el amor a Dios después de todo?, es tan sencillo, y tan hermoso como un ¨gracias, y eso no se queda sólo ahí , deberíamos agradecerle haciendo el bien, buscandolo en la eucaristía, el santísimo, rezándole todos los días sin importar que pase, alabándole, buscándolo, ayudando al que más lo necesita, esto significa a quien sea que necesite de mi ayuda a mi alrededor, porque además de ser testimonio a esa persona ayudamos a un ser que dentro de su ser se encuentra el  mismísimo Cristo ; de esta manera podemos regresar todo ese amor a Dios, y claro, existen muchísimas maneras de cómo agradecer a Dios, pero debemos buscar no solamente, pedir, sino orar, amar y actuar. Nuestras acciones son testigo del amor que le tenemos a Dios, por eso mismo necesitamos hacer una evaluación de nuestras acciones ante tanta adversidad y nadar contra corriente en un mundo que se deja llevar por la marea, marea que nosotros debemos evitar dejar llevar y ser cristianos que nadan contra la corriente y afrontan las adversidades con la frente en alto y actuando de la manera que Dios mismo pide.

Cuando hablamos de evaluar nuestras acciones para agradar a Dios,  es vital fijarnos en nuestros hábitos, ahí es donde podemos empezar a trabajar y a hacer cambio por amor a Jesús, que no tuvo miedo en darnos un amor tan grande que hasta murió por nosotros, porque Él así lo quiso. Entonces no nos queda más opción que ver en qué podemos cambiar, todo empieza en lo pequeño, en lo simple, para llegar a lo que más nos cuesta y nos aleja de ser testimonio y seres que buscan agradar a Dios día a día. Un hábito muy bello es dar gracias a Dios por todas las cosas hermosas que nos pasan, por todos los logros, y la solución a nuestros problemas. Pero no sólo busquemos agradecer a Dios por lo bueno, sino tambien por lo malo que nos pasa, ya que de ello además de aprender, Dios mismo nos fortalece, nos hace personas más fuertes y nos da la capacidad de afrontar problemas aún más grandes.

Cuando sientas la necesidad de ir al santísimo para agradecerle por tanto y no puedas, por tantas razones, puedes cerrar los ojos y transportarte e imaginarte que estás frente a Cristo y decirle ¨Gracias por todo, te amo¨.

Me despido con una frase muy bella y una alabanza que nos ayuda a tener fuerzas ante las dificultades:

«Dios no manda cosas imposibles, sino que, al mandar lo que manda, te invita a hacer lo que puedas y pedir lo que no puedas y te ayuda para que puedas.» San Agustín.

Artículo escrito por nuestro colaborador y católico con acción Rafael López Castellanos

 

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